La innovación y la revolución tecnológica están trastocando todos los ámbitos de nuestras vidas. El móvil, internet, inteligencia artificial, realidad virtual… todo esto ha llegado para quedarse y ha transformado profundamente nuestras dinámicas cotidianas.

Pero no son solo todas las herramientas y gadgets; estas novedades también tienen un impacto en cómo trabajamos y lo más importante: ¿de qué trabajamos?

De hecho, esta revolución no solo afecta a los puestos de trabajo que se están creando en torno a la industria tecnológica. También, en ámbitos más convencionales como: la ingeniería, la comunicación o el sector bancario; aparecen nuevos puestos que se readecúan y se reinventan a las nuevas necesidades que están surgiendo. Se trata de esos puestos que, aunque estén en boca de todos, a veces no se tiene del todo bien cuáles son sus competencias.

Un ejemplo es la figura del Project Manager.  Esta posición lleva presente en las empresas desde hace varios años, pero a día de hoy está más vigente que nunca. De hecho, según el Project Management Institute, entre 2010 y 2020, casi 16 millones de puestos de Project Managers serán creados en todo el mundo. Los principales sectores que se beneficiarán de ello serán el de la producción, la construcción, el petróleo y gas, los negocios, finanzas y seguros, la informática, la comunicación o los servicios públicos.

Aunque su significado general está claro, ¿qué es exactamente un Project Manager?

La traducción es sencilla: jefe de proyecto, gestor de proyectos o director de proyectos. Éstas serían algunas de las formas en castellano, pero son términos muy abiertos y vagos como para entender bien todas sus competencias. La realidad es que es un puesto transversal, que se ha convertido en imprescindible en las principales compañías españolas. Se trata de una posición polivalente y dinámica, que se puede adecuar a las necesidades del área de negocio, al proyecto, a la empresa y al equipo; es decir, requiere de habilidades muy concretas para funcionar y que todo se desarrolle de la manera más eficaz posible.

Y con todo esto, ¿sabes qué hace falta para ser un buen Project Manager?

A continuación, te detallamos las habilidades técnicas y personales más importantes:

Habilidades personales:

  • Liderazgo: debe tener capacidad de influir en el grupo y conseguir los objetivos marcados, tomando las riendas, dirigiendo e inspirando al equipo con compromiso e integridad.
  • Comunicación: ser un buen negociador, manejando las expectativas de las partes interesadas, relacionándose con entusiasmo y empatía.
  • Resolución y proactividad: poder reconocer y resolver problemas rápidamente, repartiendo y delegando tareas entre los miembros del equipo.
  • Organización: enfrentarse con éxito a diferentes proyectos y al mismo tiempo, mantener la calma y atender todos los detalles.
  • Cultura: tener sensibilidad, interés y conocimientos por temas políticos, culturales y estar atento a las últimas tendencias.

Habilidades técnicas:

  • Dominio de las herramientas adecuadas para cada una de las diferentes fases del proyecto.
  • Imprescindible conocer y estar al día de las nuevas tecnologías
  • Conocer la industria, el producto y los procesos.
  • Ser capaz de llevar a cabo los proyectos no solo en costes, sino también en el tiempo acordado y con las funcionalidades contratadas.

 

Estos son algunos de los requisitos imprescindibles que debe tener un buen Project Manager; una figura que está en alza por su dinamismo, flexibilidad y polivalencia; y un pilar fundamental dentro de las compañías actuales. Todo apunta a que seguirá dando mucho de qué hablar en los próximos años. Si te interesa el puesto y te ves reflejado en estas habilidades ¡atrévete a ser Project Manager!

¿Estás buscando trabajo?

Encuentra las mejores ofertas en nuestra web.

Aplica ya

¿Te interesan las últimas tendencias del mercado?

Toda la información que deseas recibir en tu correo según tus intereses y la recurrencia que especifiques.