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Tendemos a pensar que la madurez viene determinada por la edad cuando no siempre es así. Madurar es ir dando significado a las experiencias vitales que vamos adquiriendo, aprendiendo de ellas para hacernos más fuertes como personas. Este proceso es personal y depende de cómo cada uno de nosotros lo interioricemos. No cabe duda de que lo más importante es ir entendiendo cómo nos afectan en nuestras vivencias y modular las situaciones a las que nos enfrentamos, con responsabilidad y coherencia, para que podamos aprender de ellas.
Por ello, hoy os dejamos 8 consejos vitales sobre la vida personal y laboral, que ojalá nos los hubiera contado hace mucho tiempo. Reflexiones que seguro en algún momento has experimentado y que esperamos que te ayuden y te acompañen a lo largo de la vida.
Para impresionar, para no desilusionar o porque, simplemente, pensamos que podemos con todo; muchas veces, nos cuesta decir que “no” a alguien o a algo. Por supuesto, esto es un gran error. Acabamos cargándonos con infinitas responsabilidades, tareas imposibles que disminuyen considerablemente nuestra productividad y al final, solo conseguimos frustrarnos y aumentar nuestro nivel de estrés. Aprender a decir que “no” no solo es necesario, sino que también resulta sano.
Sí, el dinero es importante, pero conseguir más nunca debería ser el principal motor en la toma de tus decisiones. Si nos quedamos en un puesto de trabajo que no nos gusta solo por dinero, no seremos felices. Por supuesto, entendemos que el dinero nos permite acceder a las condiciones materiales que queremos, pero si centramos nuestra existencia a en él, corremos el riesgo de perder el foco en lo que realmente nos hará felices. Escúchate, se valiente y toma las decisiones anteponiendo tu felicidad a los bienes materiales y económicos.
Siempre te vas a cruzar con alguien que tenga más conocimientos o más experiencia laboral que tú. No pasa nada. No lo veas como una amenaza, si no como una oportunidad. Podrás aprender mucho de ellos, de sus vivencias y de cómo han resuelto problemas a los que se han enfrentado. Tendemos a pensar que, llegada a una edad, aprender deja de ser importante, que ya lo sabemos todo. Todo lo contrario: rodéate de gente que te ayude a seguir aprendiendo y a desarrollarte personal y laboralmente. Tus niveles de motivación crecerán día a día.
No te engañes: el trabajo no lo es todo en la vida. Encuentra tiempo fuera del horario laboral para dedicarte a hacer cosas que te gusten y te aporten bienestar. Muchas veces puede ser complicado por la onda expansiva que genera el día a día, pero, encontrar esos pequeños momentos en los que practicar esos hobbies al acabar tu jornada, se hace imprescindible. Piensa qué te gusta ¿el deporte, pescar, coser, estudiar, tomarte algo con tus amigos por la tarde o cocinarte un plato especial? Hazlo. Son pequeñas cosas, sencillas y agradables, que te recordarán que puedes tener vida más allá del trabajo.
Es absolutamente normal: el trabajo en sí mismo, estresa. Y no pasa nada por reconocerlo. Habrá momentos en los que tengas que hacer horas extra, sacrificar tiempo personal y vivir situaciones complicadas. Pero, acéptalas de manera equilibrada y sabiendo dónde se encuentran los límites en los que debes decir “no”. Necesitas respetar tu vida personal y tomártela tan en serio como tus responsabilidades laborales. El trabajo es importante pero también, lo que haces fuera de él.
Cuando los problemas se comparten alcanzan otro relieve. Esto se aplica tanto a tu día a día en el trabajo como en tu vida fuera de él. Cuando los problemas se comparten, tus compañeros te aportan una visión diferente que te permitirá enfrentarte a ellos desde otra perspectiva. Incluso aunque no sea así, verás como al apoyarte en tu red de personas cercanas, lo hará todo más fácil.
El uso desmedido y constante de la tecnología es una de las tendencias más características de nuestra época. Probablemente este sea uno de los puntos más difíciles de alcanzar en este mundo constantemente conectado. Puedes empezar por limitar su uso en momentos concretos del día (una hora antes de irte a dormir, cuando estás en reuniones sociales, en los momentos de las comidas…). Verás cómo empiezas a disfrutar más activamente de tu vida y a valorar estos ratos de inactividad tecnológica.
Atenderte y mirar por tu salud y bienestar debería ser tu prioridad número 1. Si estás tan centrado en el trabajo que comienza a invadirte hasta el punto de enfermarte, estresarte o generarte ansiedad, es el momento de parar y cambiar. Sacrificar tu salud por el trabajo es un precio que nadie debería pagar.
Esperamos que estas ocho lecciones vitales te sirvan y te inspiren. Si las consigues interiorizar y hacerlas tuyas para que te acompañen a lo largo de tu vida, verás cómo poco a poco te sientes más feliz, tranquilo y en conexión contigo mismo y tus necesidades.
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